La dama vestida de arena no es la protagonista.
Las dos mirábamos las aguas turquesas del lago Michigan,
sentíamos el viento de esa fría mañana de primavera,
cuando un enorme perro en atolondrada carrera casi nos
atropella
con su inmensa felicidad.
Las dos nos hablamos sin entendernos demasiado.
Las dos nos reímos.
El perro en la foto no está.
1 comentario:
Jaja…Ah, no, sin pruebas no sirve el alegato.
¡Cómo se le va a escapar el perro a Elisa! Regresa a buscarlo!
Hablando seriamente, luego del texto donde uno va leyendo con atención esa frase final es muy ocurrente (genial) .
Besos
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