sábado, mayo 18, 2013

roche bobois




una casa enorme y ordenada; iluminada y vacía. 
cómodas sillas tapizadas rodeando la gran mesa de madera brillante; una suave alfombra de arabescos celestes, cálida.
y muchas lámparas encendidas, esperando no se sabe a quien. un escenario ideal para una historia aun no escrita.

faltan los personajes que justifiquen tanto lujo elegante, tanto orden inhabitado. 
en la mesa se extraña un plato de comida, la marca dejada por ese vaso de vino tinto, un libro abandonado. los jarrones, vacíos, y los sillones sin rastros del lector imaginario después de horas de concentración, o de siesta.

hasta que alguien, oculto tras bambalinas, da la señal y entonces, de la nada, aparecen la elegante señora vestida de gris con un collar de perlas, la mucama con su impecable uniforme azul marino y su delantal blanco, el hombre con su remera de marca y sus mocasines negros, la rebelde hija adolescente… 
prototipos, lugares comunes.

todos tan falsos y vacíos como esa mueblería de lujo de la esquina. esperan en vano a alguien que baje las persianas, les escriba una historia, invente palabras y movimientos, los traiga a la vida.
alguien que, definitivamente, no seré yo.



2 comentarios:

Tesa Medina dijo...



Tu estupendo relato me ha recordado una casa a la que me invitaron, ésta sí habitada, aunque estaba todo tan ordenado e impoluto que esperabas que de un momento a otro se llevaran los canapés, apagaran las luces y alguien dijera, ¡corten!

Siento lo de Donna, Elisa, pero haces bien en disfrutar de ella hasta el último minuto.

Un beso,

Vivian dijo...

Qué buen final Elisa.
No sé si podría vivir en este tipo de casas, aunque me gustaría probar. Al hombre (incluidos sus mocasines) lo dejamos afuera de la historia porque sino tendría que levantarme temprano y aguantarle sus chácharas. A la adolescente también, recién estoy saliendo de las travesuras de mi hijo así que para muestra basta un botón.
(Volvamos a la escena e incorporemos gatos)
Vivian, elegante, aparece en el salón vestida de gris con un collar de perlas…

Me arrepentí, hay mucho orden, mejor vuelvo a la realidad.
Besos

(Me llevo el collar de perlas)