una casa enorme y ordenada; iluminada y vacía.
cómodas
sillas tapizadas rodeando la gran mesa de madera brillante; una suave alfombra
de arabescos celestes, cálida.
y muchas lámparas encendidas, esperando
no se sabe a quien. un escenario ideal para una historia aun no escrita.
faltan los personajes que justifiquen tanto lujo elegante,
tanto orden inhabitado.
en la mesa se extraña un plato de comida, la marca
dejada por ese vaso de vino tinto, un libro abandonado. los jarrones, vacíos, y los sillones sin rastros del lector imaginario después de horas de
concentración, o de siesta.
hasta que alguien, oculto tras bambalinas, da la señal y
entonces, de la nada, aparecen la elegante señora vestida de gris con un collar
de perlas, la mucama con su impecable uniforme azul marino y su delantal
blanco, el hombre con su remera de marca y sus mocasines negros, la rebelde
hija adolescente…
prototipos, lugares comunes.
todos tan falsos y vacíos como esa mueblería de lujo de la
esquina. esperan en vano a alguien que baje las persianas, les escriba una
historia, invente palabras y movimientos, los traiga a la vida.
alguien que, definitivamente, no seré yo.
2 comentarios:
Tu estupendo relato me ha recordado una casa a la que me invitaron, ésta sí habitada, aunque estaba todo tan ordenado e impoluto que esperabas que de un momento a otro se llevaran los canapés, apagaran las luces y alguien dijera, ¡corten!
Siento lo de Donna, Elisa, pero haces bien en disfrutar de ella hasta el último minuto.
Un beso,
Qué buen final Elisa.
No sé si podría vivir en este tipo de casas, aunque me gustaría probar. Al hombre (incluidos sus mocasines) lo dejamos afuera de la historia porque sino tendría que levantarme temprano y aguantarle sus chácharas. A la adolescente también, recién estoy saliendo de las travesuras de mi hijo así que para muestra basta un botón.
(Volvamos a la escena e incorporemos gatos)
Vivian, elegante, aparece en el salón vestida de gris con un collar de perlas…
Me arrepentí, hay mucho orden, mejor vuelvo a la realidad.
Besos
(Me llevo el collar de perlas)
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